Escribir y Amar: Imposibles de forzar

 Todos los que escribimos, mal o bien, escribimos aunque no nos lean , porque se escribe por necesidad, por impulso. Es una energía indefinible que brota de nuestro ser, incontenible: Escribas lo que escribas, lea quien te lea.

El motor no tiene un lugar definido. Pero sí encendido y apagado automático: No se puede encender a voluntad... Quien alguna vez intentó arrancar el motor a la fuerza, empujandolo en busca de inspiración sabe que es imposible. NO SE PUEDE FORZAR. Como tantas cosas de la vida, que cuanto más se fuerzan peor acaban. La sensación de impotencia te invade y la desesperación es la línea de llegada. Pero sin bandera a cuadros, sin triunfador, sólo perdedores.

El término "dejar fluir" tan trillado, es un mandamiento a la hora de escribir. En el siglo XXI la recomendación es: levantá las manos del teclado, apagá la computadora y salí a caminar. Ya está, hoy no fue, ya vendrá.

El problema es que el "ya vendrá" no tiene plazo. No existe una hora o un día prefijado...como en la vida. Nos pasamos programando todo para un futuro incierto, cargandonos de expectativas...Ay las expectativas!!! Es algo parecido a escribir. Tendemos a generar expectativas sobre "el otro", cuando el otro no es más que un ser humano imperfecto al que llenamos de adornos y virtudes (que puede o no tener), que subimos al pedestal más alto (sin que lo pida), para después, al enfrentarnos a la realidad, lo bajemos de un hondazo del pedestal y le hechemos la culpa de ser como es... o en realidad de NO ser como nosotros queríamos que fuera cuando lo llenamos de expectativas.

Cuando el motor arranca y viene la inspiración hay que buscar los pocos minutos de tiempo que dure encendido. Porque sabemos que en algún punto se va a apagar...No llenemos nuestras letras de expectativas. Como en la vida, sólo abramos nuestro corazón y dejemos que el universo nos guía. De ésa manera lo que escribamos valdrá la pena y lo que vivamos también.



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